Un pequeño homenaje a mi querida Alejandra Pizarnik;
es en realidad una adaptación de algunos de sus versos, acompañados de unos cuantos míos y el enlazamiento de los mismos.
Alejandra… Alejandra,
finalmente vestiste de cenizas
y recibiste a la muerte con los ojos abiertos,
las manos enguantadas lograron estrangular tu inocencia
y tus ojos se pulverizaron de tanto mirar esa rosa,
te cansaste de ver a la muerte bailar sola, desnuda y ebria entre los huesos de la niebla
y decidiste hacerle compañía.
Me pregunto, si aún estás sola,
como la avara delirante sobre su montaña de oro
o emprendiste vuelo, convirtiéndote al final en mujer pájaro,
tal vez conociste la historia del fuego
y tu soledad voló con alas fabricadas por el viento
ese que se comió tus manos y tu cara mientras te llamaban ángel harapiento.
Quizás lograste entrar en un corazón ajeno, ¡en el mío!
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo y súbitamente borrada por la lluvia;
puede ser que viste el corazón de la flor cuando esta se abre
Y descubriste que si tenía
por eso ahora caigo como un animal herido
en el lugar que iba a ser de revelaciones
en el lugar que iba a ser de revelaciones
¡y tú!... palabra por palabra aprendiste las imágenes del último otro lado
pero decidiste callar, hasta que el silencio por si solo dejara de manar
o preferiste romperlo con la voz de Janis Joplin
y lograron juntas gritar tanto, hasta cubrir los agujeros de la ausencia
La muerte se muere de risa pero la vida se muere de llanto
La muerte se muere de risa pero la vida se muere de llanto
No me entregues tristísima noche
al impuro medio día blanco
Alejandra…Alejandra.