viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Por qué tardas tanto en llegar... Acaso pretendes que un muerto llore de alegría?


No conozco tu rostro, ni tu voz
no sé cuál es tu nombre, ni cómo te gusta el café
no conozco tu aroma ni el resabio de tus labios
No sé si crees en el amor o si te entristece ver llover
Tal vez cuentes estrellas y sueñes con delfines terrestres
Tal vez no sueñes ¡tal vez solo vives!

Quizás te guste cantar en la ducha canciones que solo tú conoces
O perseguir mariposas imaginarias por terrenos inexplorados.

Quizás seas la propietaria de unos lindos ojos y una preciosa sonrisa.

Es posible que tengas incluso más miedos de los que yo tengo
y llores de madrugada y lances caricias al aire... 
y te abraces a ti misma por que también te sientes sola.

No sé cuál es tu nombre, ni cómo te gusta el café
no conozco tu aroma ni el resabio de tus labios
pero quiero aventurarme en este sueño y darte dos de azúcar
hasta sumergirme suavemente en la efímera realidad de tus besos.


No te tardes tanto en llegar, mi mujer real inventada.
No te tardes… Por favor no te tardes.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Gritos a la nada ¡Hemiplejia!




Imperfección
Polvo de rocas me baña hoy
Sangre de selva es mi delirio
Si pudiera sentir
Solo sí sentir pudiera
mis pecados no serian mortales.

Juicio
Diamantes de minas perdidas
Ilusiones, recuerdos de
 mundos imposibles
Conocimientos retrógrados
Y mi inexistente sentir limitado.

Aprehensión oscura
Continuamente me acaricia
El monstruo de mis temores
Me abraza y mi aliento absorbe
Y sus ojos corrompen la carne.

Llanto
Dejó de llorar el cielo
Será porque hoy decidí reemplazarlo.

Luna
Espejo de mi alma
Anhelo inalcanzable
Por qué dejas de mirarme
Cuando la poesía me abandona.

Hemiplejia
Parálisis de una noche y
Sentimientos pasajeros,
Sentimientos que me embriagan
¡Morir de cirrosis emocional!

Yggdrasill



Al igual que Odín sacrificaría uno de mis ojos
solo para obtener el conocimiento
y así saber dónde te encuentras.
Luna,
Espejo de mi alma
anhelo inalcanzable
por qué dejas de mirarme
cuando la poesía me abandona