y en mi adolorido umbral, un jardín de caricias intactas
en una visión tan sencilla, tan franca, tan humilde
de una primavera sedienta y mil pétalos de espejo
cuyos reflejos llenarán el tiempo de lisura
como lo hace el mismo canto del agua.
de una primavera sedienta y mil pétalos de espejo
cuyos reflejos llenarán el tiempo de lisura
como lo hace el mismo canto del agua.
Yo seguiré aguardando,
para verte sonreír mientras lloras;
pensando en un subliminal,
siendo tú la esencia de mi amargura,
siendo tú la esencia de mi amargura,
Y yo los rayos puros en tu calvario.
Conocerás un lugar y otro
y otro más
y te darás cuenta, querida mía, que cualquiera es bueno para llorar,
y te darás cuenta, querida mía, que cualquiera es bueno para llorar,
cualquiera es bueno para cantar y reír, para soñar y morir;
Para retornar convertida quizás en mariposa negra,
que revoloteando suave, dispersa el polvo acumulado
sobre mis aún lozanos años.
sobre mis aún lozanos años.
Para retornar imperturbable en un germen de trigo;
dispersa en la lluvia veraniega,
apresada en voluntad ajena,
como la semilla del diente de león
como la semilla del diente de león
que vuela envuelta por el viento;
¡Ah! Querida mía,
te respiro en el aire y percibo levemente tu alma próxima.
te respiro en el aire y percibo levemente tu alma próxima.
Y siento con ello dilatar mis poros,
en un impulso abrupto que cubre mis pupilas
con estas tristes y discurridas manos
y en esa oscuridad ocular,
llena de manchas negras y grises, te veo,
en un impulso abrupto que cubre mis pupilas
con estas tristes y discurridas manos
y en esa oscuridad ocular,
llena de manchas negras y grises, te veo,
te veo
y por fin sonríes...
y por fin sonríes...
sonríes mientras lloras.