lunes, 10 de octubre de 2011

Más allá de la ola


Estarás a esta hora, allá, viendo como llueve lejos de mi,
y en mi adolorido umbral, un jardín de caricias intactas
en una visión tan sencilla, tan franca, tan humilde
de una primavera sedienta y mil
 pétalos de espejo
cuyos reflejos llenarán el tiempo de lisura 
como lo hace el mismo canto del agua.

Yo seguiré aguardando,
 para  verte sonreír mientras lloras;
pensando  en un subliminal,
siendo tú la esencia de mi amargura,
Y yo los rayos puros en tu calvario.

Conocerás  un lugar y otro
y otro más
y te darás cuenta, querida mía, que cualquiera es bueno para llorar,
cualquiera es bueno para cantar y reír, para soñar y morir;
Para retornar convertida quizás en mariposa negra,
que revoloteando suave, dispersa el polvo acumulado
sobre mis aún lozanos años.


Para retornar imperturbable en un germen de trigo;
dispersa en la lluvia veraniega,
apresada en voluntad ajena,
 como la semilla del diente de león
que vuela envuelta por el viento;  

¡Ah! Querida mía, 
te respiro en el aire y percibo levemente  tu alma próxima.

Y siento con ello dilatar mis poros,
en un impulso abrupto que cubre mis pupilas
con estas tristes y discurridas manos

y en esa oscuridad ocular,
llena de manchas negras y grises,  te veo,


te veo
 y por fin sonríes...
sonríes mientras lloras.

lunes, 3 de octubre de 2011

La escena de la noche azul

 ¡Era de noche!
Cuando un azulejo, se posó sobre el hombro
 de una estatua semiarcaica, a la que le faltaba una pierna.

El azulejo se posó y cantó…

Y las estrellas dejaron de centellear, solo para escucharlo,
las hojas que caían frenaron su descenso…
porque el tiempo, 
Se quedó absorto y maravillado por tal belleza.

Las vidas de los artistas se hicieron menos pesadas
y las nubes bajaron a la tierra en forma de una niebla espesa
cubriendo,  los parques y los bancos, las calles… y los ríos.
Y lo hicieron con el único propósito
de escuchar más cercano,
el canto de aquella criatura azulada.

¡Pero amante no escuchó ese canto!
había cambiado su oído por una escritura de oro
y se había sentado junto a la estatua, sin percatarse de lo que sucedia,
entonces, el azulejo canto más fuerte y con mucho más esmero
y las estrellas se consumieron a sí mismas de tanto estupor;
y las hojas estallaron en pedazos, por la presión de la beldad verdadera.


El tic tac del reloj, se congeló para siempre;
estaba tan a gusto, que decidió por cuenta propia 
 jamás volver a marchar.

De los sentidos de los artistas surgieron las más bellas manifestaciones,
unas nunca antes, ni después, nacidas de humano alguno,
-pero aún así- no llegaron a igualar el canto del azulejo.

Las nubes que antes habían bajado,
en forma de niebla espesa 
Se cristalizaron.
 y encarcelaron perpetuamente,
 los parques y los bancos, las calles… y los ríos.

Aun así,
 amante siguió sin escuchar al azulejo.

Entonces, este se corrompió por la codicia;
se tornaron negras sus plumas y su pico se hizo largo
y cuando intentó cantar, solo surgió un graznido.

Amante se levantó,
y allí,

 junto a esa estatua semiarcaica
a la que le faltaba una pierna,
sacó una pluma dorada,
impregnada de tinta azul
y atravesó el corazón del cuervo.

¡Era de noche! 
Luna,
Espejo de mi alma
anhelo inalcanzable
por qué dejas de mirarme
cuando la poesía me abandona