viernes, 30 de octubre de 2015
Poema XX4
Te vivo prestada maraña de noches
ausculta y oculta entre alerones de mimbre
contenida sobre leones y eones.
Enciendes la maquina de hacer piruetas del corazón
y mueren todos los peces del mundo.
Es tu calma la historia de los santos, la presunción de las rocas;
resuenas y se estremecen los cintos
donde la oquedad duerme y tu flor se salva.
Y todo se vuelve trueno y rojo
como una explosión de sangre sobre un techo acuoso.
Yo lloro y te nombro
pasión delirante...
Salvadora del mundo.
lunes, 17 de agosto de 2015
A la niña del azúcar.
Que logró encontrar topacios en mis tierras
y erradicó las plagas que destrozaban mis huertos;
ella purificó mis raices mientras llovia el veneno del mundo.
Le debo a ella, aunque no esté,
todos mis frutos futuros.
A ella, a la niña del azucar y las caminatas nocturnas,
a esa niña yo le debo la vida y mis venas
y en mi nación jamás conocerá el olvido.
y erradicó las plagas que destrozaban mis huertos;
ella purificó mis raices mientras llovia el veneno del mundo.
Le debo a ella, aunque no esté,
todos mis frutos futuros.
A ella, a la niña del azucar y las caminatas nocturnas,
a esa niña yo le debo la vida y mis venas
y en mi nación jamás conocerá el olvido.
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Luna,
Espejo de mi alma
anhelo inalcanzable
anhelo inalcanzable
por qué dejas de mirarme
cuando la poesía me abandona