y el baldosín de colores,
la puerta doble y blanca
que se abre extensa como
las alas de una gaviota.
Anhelaré este cuarto,
y la inspiración invisible
que en sus esquinas reposa;
los besos que aquí me dieron,
las copas que se quebraron.
Aquí ninguna lágrima fue falsa,
ni los silencios eternos,
la noche se hizo más bella
y algunas tristezas maravillosas.
Extrañaré como si no estuviesen,
los cuervos que aquí escribí,
sobre la mesa de vidrio y madera.
incrustados en las paredes,
en el sofá,
en el armario,
en la mesa de vidrio y madera,
en las baldosas de colores
Y en la puerta doble y blanca
que se abre extensa como las alas de una gaviota
para que el próximo que venga sepa
Que aquí respiró, lloró y amó un poeta.
Jueves 2 de junio de 2011