miércoles, 14 de septiembre de 2011

Miedos

 
Los miedos que me embargan pueden aquejar a cualquiera,
son de esos que dan frio en los huesos y exacerban el dolor.
Comparables incluso, con los de un niño cuando se apaga la luz,
y él, rápido, tembloroso se mete bajo las cobijas con los ojos cerrados.
y es casi palpable ese miedo a poner un pie en el suelo,
porque se tiene la infantil certeza, 
de que unas manos monstruosas esperan pacientes bajo la cama,
para sujetarle muy fuerte
y arrastrarle hacía un odioso mundo
de payasos con dientes afilados y narices sangrantes.
Luna,
Espejo de mi alma
anhelo inalcanzable
por qué dejas de mirarme
cuando la poesía me abandona